martes, 23 de febrero de 2010

canciones perdidas*


A un día de cumplir muchos días sola, me he dado cuenta que a veces eso es mucho mejor que vivir irrealidades creadas por alguien, que te engatusan y que juegan con tu estabilidad emocional y hasta mental. No lo digo por despecho, no lo digo por un amor imposible... lo digo por lo que veo a mi alrededor y lo que leo entre las líneas de todas las historias. Me di cuenta de cuánto una pierde, a veces por distracción, otras por obsesión y muchas por las dos.

Mis días siempre han sido acompañados por la música, ella marca ciertos pasos en mis caminos, me hace gozar más de algunos y sentir mayores nostalgias por otros. No es raro que en el amor marque un espacio importante. Y es ahí dónde radica mi problema. ¿Cuántas canciones dedicadas he perdido?, ¿cuántas frases simples, pero bellas, he debido dejar en el pasado por mal relacionarla con alguien?... todo esto, parte de la premisa de que no se puede dedicar un mismo verso, menos una misma canción más de una vez. Porque no hay ninguna historia repetida, porque no hay ningún otro igual al pasado, porque cada amor tiene su ciencia. Y bajo esto, una canción dedicada, es una canción futuramente perdida.

Me cuestiono mucho si lo volvería a hacer, porque después de todo, prefiero quedarme con la música que con el recuerdo de algo que ya pasó... y que no fue más que algo pasajero. Y el problema mayor... que muchas de esas canciones son mis favoritas.. ¿ahora qué hago? ¿cómo separo ese título con ese nombre?... al final, los “te quiero” y “te amo” son usados a diario y ni siquiera sabiendo si realmente sentimos algo parecido... ya no tienen relevancia... pero una melodía que no sólo suena en tu radio, si no que en tu cabeza... sería un crimen que hoy pasen a ser algo banal... me rehuso.

En este momento, opto por quedarme con mis canciones en mi silencio y que me acompañen hasta el resto de mis días y noches, buenos y malos momentos, distintos estados y mentalidades... pero ante todo, hoy me quedo con ellas y no transo perder ni una más.

jueves, 18 de febrero de 2010

eSto no es una declaración *

Cuando todo comenzó no le tomé el peso a lo que podría significar un día al lado tuyo. Siempre he creído que la magia de todo va en su simpleza.. pero esa simpleza máxima la encontré el día que me crucé en tu camino, por que sí: yo me crucé ante ti. Al principio fue mera casualidad, pero las siguientes veces ya no, algún plan había. El plan era responder a esa pregunta que se me venía a la cabeza de la intriga de tus ojos, de la intención de tu desaire, de la música en tus manos.

Lo acepto, yo te busqué... un poco más de lo que te he reconocido, un poco más de lo que yo misma me permitiría en otros tiempos. Y cuando pensé que me arrepentiría fue cuando me diste más razones para seguir buscando tus ojos entre la gente, entre los días.. entre mis noches.

Cada vez que me quedé callada después de tus palabras era para disfrutarlas y no para desquitarme de tus primeras indiferencias. Al final, esas marcaron la diferencia, esas me hicieron volver, esas me hicieron estar y seguir. Nunca dijimos nada el uno al otro, pero no fue fácil comenzar... cada uno por su lado y los dos a la vez estábamos llenos de enredos; sólo que “algo” no importó, cerramos lo ojos y nos dimos el primer beso.. de ahí en adelante, todos han sido los últimos porque así los disfrutamos.

Ya ni sé cómo sonreírte, para que te des cuenta lo bien que me siento ahí, así... pero eso... la simpleza de mi sonrisa es lo que tengo para darle a la simpleza de tu magia y vida.


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